lunes, 8 de mayo de 2017

Sofía Rhei - Espérame en la última página (fragmento)

"La mayoría de las enfermedades nos las causamos nosotros. Por eso, para curarlas, hace falta una herramienta capaz de penetrar en lo más secreto, en lo más vulnerable de nosotros mismos. ¿Existe algo que pueda llegar más adentro, calar más profundamente en el alma que un libro? Solo lo que nos hace mella puede levantar lo enquistado, rascar lo podrido. El miedo al dolor solo puede combatirse con un dolor cálido, sin miedo. Hoy vamos a hacer una cosa diferente. Puede llamarlo "invocación", si lo desea. Pero no se asuste, Silvia, no ponga esa cara...Vamos a solicitar la ayuda de alguien que ya no está entre nosotros, pero que siempre lo ha estado y lo seguirá estando gracias a que tuvo la generosidad de comunicarnos cuáles eran los monstruos de su mente. Permítame que le presente a mi amiga Mary Shelley..."

[...]

"...Todos somos el monstruo -aseguró él, solemne-. Todos somos Frankenstein. Basta con mirarnos en el espejo adecuado para que resulte evidente. Estamos hechos de pedazos de cosas muy diferentes, todos tenemos partes que han muerto y que han renacido. Todos ocultamos cosas, todos nos escondemos, y en muchas situaciones nos da miedo mostrarnos tal y como somos. En todos nosotros hay una parte agresiva. Es muy frecuente proteger a los demás de ella volviéndola contra uno mismo. En esta agresión que viene de dentro, y que tanto sufre el monstruo de Frankenstein, se cimienta la poca autoestima.
- La poca autoestima, ma chère, tiene una parte de búsqueda inconsciente del castigo y el reproche. Hay cierta recompensa en esa atención, aunque sea negativa; un goce prohibido al explorar los límites, al sentirse un marginado, un incomprendido. Y uno cree que ha perdido el derecho a actuar porque no se siente parte de ellos. Y cuando no puede actuar, cuando sus vías de acción están bloqueadas, cuando le cortan las alas, empieza la obsesión.
- Como le sucede al monstruo, como nos sucede a todos los monstruos, la clave está en conseguir la propia supervivencia emocional. Y esto solo se logra actuando, encontrando la manera de actuar. "Everyone is a moon and has a dark side which he never shows to anybody", como decía Mark Twain. Todo el mundo es una luna, y tiene un lado oscuro que jamás le muestra a nadie. Lo primero es ser capaz de percibir esa oscuridad en uno mismo, y ese paso, mi querida Silvia, usted ya lo ha dado.
Y entonces ella comprendió, sin sombra de duda, que el hombre que pronunciaba esas palabras había estado en el lugar en el que ella se encontraba en aquel momento, alguien que conocía mejor que nadie el agujero de la culpa, de la vergüenza: alguien que se había perdido el respeto y que se había fallado a sí mismo una y mil veces. Y supo que, precisamente por eso, sería capaz de sacarla de allí."

jueves, 23 de marzo de 2017

Guillaume Musso - La mujer de papel



Es este uno de esos libros cuya presentación no incita demasiado a la lectura...una portada con letras en una especie de morado metalizado, con colores que destacan demasiado para mi gusto...vamos que más bien parece este tipo de libros que te presentan una historia de amoríos y desamoríos al más puro estilo "A tres metros sobre el cielo" o "perdona si te llamo amor" (no os ofendáis tod@s aquéll@s a los que les gusta este tipo de literatura, pero este es mi blog y es obvio que debo dar mi opinión).

Y mira que yo soy muy de literatura romántica, pero soy más fan de la novela romántica de época o de toda aquélla novela romántica que cuente algo que no estamos acostumbrados a leer o a ver en películas, algo diferente, original...sí, ya sé que eso es muy difícil, pero sin embargo aquí tenemos un ejemplo de historia romántica diferente, tremendamente original. Nunca juzgues un libro por su portada...

Todo empieza con un escritor que, tras la publicación de las dos primeras partes de una saga que ha tenido un éxito mundial, ha llegado a un punto de su vida en el que el fracaso amoroso le ha llevado a perder la vena creativa, la imaginación y hasta un poco la cordura, conduciéndole al alcohol, a las drogas y a numerosos problemas con las autoridades. Para más inri una de las ediciones de su segunda novela tiene un error de impresión que hace que ésta acabe bruscamente en la página 266, convirtiendo el resto del libro en un montón de páginas en blanco. Hasta aquí todo muy "típico"?

Sin embargo alguien aparece en su vida, algo también típico...pero ¿qué pasa si os digo que esa chica dice ser la protagonista de su novela, que dice haberse caído de su propio libro gracias a ese error de impresión y que no sabe cómo volver a su mundo?

Aquí es donde empieza el ingenio del autor que nos muestra la relación entre el escritor y su propia creación, cómo ella desea que él recupere su inspiración para terminar de escribir la tercera y última entrega de su novela (esa que le permitirá regresar a su mundo literario), cómo cree que la mejor forma de hacer que su creador termine su historia es haciéndole volver con aquélla mujer que le partió el corazón, cómo poco a poco ambos viven su propia historia...

Pero hay un inconveniente...la tirada de libros con fallos de impresión va a ser destruída de forma inminente y si todos aquéllos ejemplares que permitieron a su protagonista salir al mundo real son destruídos...también lo será ella? Al menos queda un ejemplar, un único libro que ahora mismo está pululando de mano en mano, viajando a través de las historias de todos aquéllos que se tropiezan con él y dejan impregnadas entre sus páginas un poco de ellos mismos...

¿Sobrevivirá esta última novela lo suficiente como para evitar la desaparición de su protagonista? ¿Le dará tiempo a su autor a acabar la última entrega y permitir que regrese a su mundo para así poder darle a esta "mujer de papel" el final que se merece?

Es tierna, es intensa y es mágica, un canto a la esperanza y a la exaltación de la imaginación. Con un final inesperado y unos personajes que te llegan irremediablemente al corazón.

miércoles, 1 de marzo de 2017

Care Santos - Habitaciones Cerradas (fragmento)


..."No es la tarde lo que pasa, sino los siglos. Insignificantes como somos para el mundo, no percibimos sus giros. Un pestañeo arrastra un decenio. El vuelo de una mosca por la habitación dura un lustro. A los ausentes el tiempo no nos importa: es nuestra pequeña victoria"

miércoles, 15 de febrero de 2017

Gustave Flaubert - Madame Bovary (fragmento)

"- Sí, tengo una religión: la mía, que es mejor que la de todos, sin sus majaderías y sus falsedades. Yo adoro a Dios, creo en el Ser Supremo, en un Creador, quienquiera que sea, me tiene sin cuidado, quién nos ha colocado en la tierra para que cumplamos nuestros deberes de ciudadanos y de padres de familia. Pero yo no tengo porqué ir a la iglesia a besar bandejas de plata, ni a engordar con mi dinero a unos cuantos vividores, que comen mejor que nosotros.
Puede adorarse a Dios lo mismo en un bosque o en un campo, que contemplando la bóveda celeste, como los antiguos. Mi Dios es el de Sócrates, el de Franklin, el de Voltaire, el de Béranguer. Estoy por la profesión de fe del Vicario Saboyano, y por los inmortales principios del 89. Por eso no admito que a un pobre hombre Dios, que se pasee por su jardín con su bastón en la mano, aloje sus amigos en el vientre de las ballenas, muera lanzando chillidos y resucite al cabo de tres días; cosas absurdas en sí mismas y completamente opuestas, por otra parte, a todas las leyes de la física; lo que, de paso, nos demuestra que los curas han vivido siempre en una ignorancia miserable, y se esfuerzan en hacer caer en ella a los pueblos."