miércoles, 23 de septiembre de 2015

Otoño...

"Esparce octubre, al blando movimiento
del sur, las hojas áureas y las rojas,
y, en la caída clara de sus hojas,
se lleva al infinito el pensamiento.

Qué noble paz en este alejamiento
de todo; oh prado bello que deshojas
tus flores; oh agua fría ya, que mojas
con tu cristal estremecido el viento!

¡Encantamiento de oro! Cárcel pura,
en que el cuerpo, hecho alma, se enternece,
echado en el verdor de una colina!

En una decadencia de hermosura,
la vida se desnuda, y resplandece
la excelsitud de su verdad divina."




Creo que en este poema de Juan Ramón Jiménez se siente a la perfección el alma del otoño, en mi opinión la mejor estación del año.

En otoño empiezas a escapar del calor, pero sin llegar del todo al frío; esa estación que da tonos pardos, anaranjados y amarillos a todo; la estación de la chaqueta, de los calcetines y de las botas; la estación de los bancos en el parque, de los cielos algo nublados y, sobre todo, la estación perfecta para que comiencen a apetecer las bebidas calientes, esas en las que puedes ver el hilillo de humo acojedor saliendo de la taza y puedes aspirarlo para calentarte ligeramente la nariz y absorber el aroma...

Si queréis disfrutar el Otoño en todo su esplendor, llevaos un termo de café calentito a un parque y sentaos en un banco a leer; ya sabéis, un banco de esos desde los que se puede ver toda la arboleda teñida de tonos canela, que se llenan de hojas caídas.

Os sugiero que me hagáis caso, aprenderéis a amar el Otoño.



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