martes, 29 de septiembre de 2015

Care Santos-Deseo de chocolate

Otro de los libros que te dejan un sabor dulce en la boca, sobre todo porque precisamente el chocolate es su tema principal.

Tal y como sucede en el anteriormente reseñado "Café de los corazones solitarios", aquí tenemos unas cuantas historias que confluyen en un punto, en el caso de la novela de Milly Johnson, el punto en común es el café en el que los protagonistas se reúnen, en este caso el punto común no es un lugar...si no un objeto: una antigua chocolatera de porcelana.

Todo empieza en el instante en el que Max está intentando arreglar la preciosa chocolatera de porcelana que su actual mujer consiguió en una tienda de antigüedades después de una tórrida noche de fiesta con este y su mejor amigo, Oriol. Es curioso ya que a partir de aquí la trama va retrocediendo en el tiempo, relatándonos los lugares y las manos por las que esta chocolatera pasó, los pequeños percances que sufrió, y los acontecimientos que giraron en torno a ella hasta llegar al preciso momento en el que fue creada, nada menos que en la Francia de Luis XVI.

La forma en la que está escrita y estructurada esta novela es realmente maravillosa, vas dándote cuenta de todo lo que un simple objeto material como una chocolatera puede ser capaz de presenciar desde su vitrina, desde una mesilla de noche, desde una vieja alacena...etc. Y es que si cualquiera de estos trozos de historias que descansan en anticuarios, o que van pasando de generación en generación pudiesen hablarnos...

Por eso yo recomiendo la lectura de este libro que te atrapa y te enternece desde la primera página, y a la vez insto a los que me lean a obtener objetos con pasado, a poseer y disfrutar de elementos con algo que contar.

Voy a relataros algo precisamente relacionado con esto que me sucedió hace poco, y es que, al redecorar mi habitación y volver a pintarla, quitar algunos muebles, colocar nuevas cortinas...etc, quisimos conseguir una mecedora para mi rincón de lectura (sí, toda habitación que se precie, por lo menos para mí, debe tener su rincón de lectura: con una buena mesilla, un cómodo asiento y una cálida lampara a la luz de la cual pasar las horas muertas enfrascada en un buen libro). Desde siempre he adorado las mecedoras, me parecen los lugares más sencillos y hogareños en los que sentarse; además ese leve balanceo me relaja y me ayuda a entrar en el trance literario que provoca la lectura.

Pues bien, quería tener mi propia mecedora, pero no quería que fuese de Ikea, de Leroy Merlin o de cualquier otra tienda de muebles en las que venden mecedoras con todo tipo de lujazos, dignas del despacho más caro de cualquier bufete de abogados. No, yo quería una auténtica, de madera sencilla, tapizada únicamente en el espacio en el que uno se sienta.

Finalmente y después de mucho buscar la encontré en una página de internet de venta de objetos de segunda mano...y me llamó desde el principio. Pertenecía a una familia que la había encontrado tirada en un basurero y había decidido restaurarla hacía muchos años, usándola para que la madre pudiese acunar a su bebé mientras lo amamantaba, meciéndose una y otra vez en aquélla preciosa mecedora.

Pues la historia, la familia y por supuesto, el mueble en sí me cautivaron desde el primer momento, y ese objeto maravilloso me decía tantas cosas con sólo mirarlo...que no pude evitar emocionarme al sentarme por primera vez, tanto fue así que la propia madre me dijo antes de marcharme de su hogar con mi nuevo tesoro: "De todas las personas que podrían haberse llevado esta mecedora, no sabes cuánto me alegro de que hayas sido tú la elegida para disfrutarla"

Esto me marcó, me hizo realmente plantearme que a veces el destino te elige para encontrarte en tu camino con ciertas situaciones, ciertos objetos, ciertos instantes...en el momento más adecuado. Y cada vez que me siento en esta mecedora en la que, por cierto, me hallo ahora mismo, parece que escucho la nana de aquélla madre sentada con su bebé en brazos, o me pregunto cómo llegó a la basura hace tantos años...¿a quién perteneció?, ¿por qué se deshizo de ella?, ¿cuándo la crearon y en manos de quién cayó primero?

En fin...que todas las cosas que nos rodean tienen historia, y a veces merece la pena escucharla e indagar en ella; como hacen los diversos protagonistas de este libro para llegar a conocer la vida de una simple chocolatera de porcelana que, reposando en su estante, vio amor, dolor, pérdida, desengaño, guerra, paz, muerte, vida...pero que por encima de todo presenció cómo los años pasan...y lo que para algunos fue un simple objeto que vender o tirar...para otros llegó a ser un auténtico tesoro que servía el mejor chocolate caliente que habían probado nunca.



domingo, 27 de septiembre de 2015

El Retrato de Dorian Gray

He aquí otro de mis libros de cabecera, cuyo autor también es uno de mis preferidos.

Es esta una novela para pensar (igual que sucede con todo lo que salió de la pluma de Oscar Wilde), para reflexionar sobre la oscura vanidad del ser humano, sobre su más egocéntrico y siniestro "yo". Esa oscuridad se refleja en Dorian, el joven y apuesto caballero que manda pintar su retrato al artista Basil Hallward.

Dorian es la representación del Peter Pan adulto, ese que, siendo joven e influyente y estando tan acostumbrado a la idea de que la belleza y la buena posición social son los aspectos claves de la popularidad y del poder, no está dispuesto a que ninguna marca de vejez e imperfección bañe su rostro puro y angelical; lo que no sabe es que se debe tener mucho cuidado con lo que se desea, y que aquéllo que se desea puede acabar convirtiéndose en una terrible maldición.

- ¡Qué cosa más triste!- musitó Dorian Gray con la mirada todavía fija en su retrato- ¡Qué triste! Me haré viejo, horrible y espantoso. Pero este cuadro siempre seguirá siendo joven. Nunca será más viejo que en este día de Junio en que estamos...¡Si fuera al contrario! ¡Si fuera yo el que permaneciera siempre siempre joven y el cuadro el que envejeciera! ¡Por eso...por eso...daría cualquier cosa! ¡Si, no hay nada en el mundo entero que no diera! ¡Daría mi alma por ello! [...]

- Tengo celos de todo aquello cuya belleza no muere. Tengo celos del retrato que me has pintado. ¿Por qué tiene él que conservar lo que yo he de perder? Cada momento que pasa me quita algo a mí y le da algo a él. ¡Oh, si fuera al contrario! ¡Si el retrato pudiera cambiar y yo pudiera seguir siendo siempre como soy ahora! ¿Por qué lo has pintado? ¡Algún día se burlará de mí...,se burlará horriblemente!

Estas son las palabras que condenan al protagonista a vivir, a partir de aquél instante, una vida de malas influencias, de excesos y de decadencia, una vida en la que sentirá cómo la vanidad y el ego se convertirán en su modo de vida, que es incapaz de amar sin reservas, que en su corazón no cabe otro sentimiento que no sea la obsesión por la belleza, la libertad de la inmortalidad y la juventud eternas...

Su locura acaba destruyéndolo a él y a todo lo que alguna vez amó, quedando su cuadro impregnado de su auténtica personalidad, de quien algún día fué, ese Dorian Gray que debería haber vivido una existencia plena y completa rodeada de sus seres queridos, envejeciendo con ellos y no viéndolos envejecer...y morir. Mientras el cuadro muere año tras año, absorbiendo la vejez que debería haber sido reflejada en el rostro del auténtico Dorian, éste vive por y para su satisfacción propia, dejándose llevar por el influjo de la apariencia, del despotismo y del arte de la superficialidad.

¿Que por qué lo recomiendo? Por lo que recomendaría cualquier obra de Wilde, por su exquisitez a la hora de escribir, por su profundidad de valores, su idea de la vida y del arte decadente, su punto de vista crítico sobre el narcisismo y el artificio de la sociedad. 

Como muy bien señala él en el prefacio de su obra (como respuesta a todas las críticas que en aquélla época suscitó la publicación de la novela) "Todo arte es completamente inútil" y debe ser así, el arte debe valer por sí mismo, debe poseer un valor propio, debe ser admirable sin importar moralidad ni ética, sin ser utilizado como un medio o un fin para ninguna otra cosa. Me costó mucho comprender estas palabras en su día, pero está claro que lo que Wilde quería expresar era su deseo de mostrar el arte por el arte, sin objetivo, sin motivo, simplemente el arte como reflejo del espectador que lo visualiza o lo percibe, teniendo un valor y una apreciación distinta dependiendo de aquél que lo disfrute, sin atender a convenciones ni a estándares, únicamente como medio de mostrar algo bello.

Os animo a leer esta o cualquier obra suya, porque, aun perteneciendo a otro siglo, su percepción de la sociedad puede ser aplicada a la actualidad, y porque en El Retrato de Dorian Gray se mezclan a la perfección realidad y ficción con el propósito de hacer una crítica maravillosamente escrita a los convencionalismos y a las pretensiones de la época.








jueves, 24 de septiembre de 2015

Entre por su propia voluntad...

Buenas tardes biblioteinómanos y biblioteinómanas!

Os voy a hablar del que a día de hoy es uno de mis libros de cabecera: Drácula, de Bram Stoker. Es curioso que esta novela sea una de las que más me ha marcado, no sabría decir muy bien por qué.

Realmente todo comenzó cuando, siendo bastante pequeña, mi primo y yo nos encerramos en casa de mi tía a ver una película de esas "que no deben ver los niños". Mientras los padres tomaban café, ambos valientes decidimos escoger de entre todas las cintas de mi tía aquélla (en VHS naturalmente) que más pinta de miedo tuviera.

Después de mucho mirar escogimos una que parecía tratar de vampiros que absorben la sangre y llevan a guapas e inocentes señoritas al lado tenebroso y terrorífico en el que habitan estos monstruos chupa-almas, acechando en la oscuridad... La elegida fue la versión de Drácula que muy acertadamente dirigió Francis Ford Coppola, y digo acertadamente porque para mí es la mejor adaptación que se ha hecho hasta ahora de la novela y del personaje, a pesar de que realmente no tengan nada que ver una historia con la otra, pero de esto hablaré más adelante, centrémonos en la historia.

En definitiva, el intenso visionado de esta película aquélla noche cerrada en la que mi primo y yo nos encontrábamos solos, sentados en el sofá de mi tía, me dejó tan pasmada que no pude parar de pensar y de recordar aquél momento durante todos los años posteriores hasta mi adolescencia. Y al cabo del tiempo, una vez que esta pequeña lectora comenzó a descubrir su vocación, recordé por casualidad aquélla historia y a aquélla sesión de cine nocturna...y descubrí que en realidad estaba basada en una novela considerada clásico de terror, escrita por un tal Bram Stoker...

Quiso el destino, los hados o el relojero cósmico que yo ese mismo año visitando la feria del libro de mi pequeño pueblo, me encontrase con una edición de bolsillo de aquél libro en el que tanto había pensado y que tanto me apetecía leer. Con unos pocos ahorros me lo compré y aún hoy, con un plástico puesto para que no se deteriore más de lo que ya está, aún lo conservo.

Lo he leído tres veces, y siempre me fascinará ese personaje tétrico, misterioso, extremadamente alto y pálido que le daba la bienvenida a aquél joven abogado inglés Jonathan Harker de esta inolvidable forma:

"Deje aquí parte de la felicidad que trae..." increíble frase eh? Una frase que lo dice todo de un hombre solitario, atormentado, inmortal...que ansía y le fascina la breve intensidad de la vida tal y como el resto de los mortales la siente, que ve al ser humano como una presa de la que hay que aprender, a la que hay que conocer de cerca, y así se lo hace saber al joven Jonathan desde que le abre la puerta de su mansión...pero él es humano, él no entiende una maldad y a la vez un poder semejante en un igual. A través de la novela se da cuenta de que ha entrado en una cárcel de la que le será muy difícil salir.

Bram Stoker nos describe aquí a la perfección la naturaleza de un monstruo humano, con apariencia cuasi humana pero a la vez todo lo contrario...con unos modales, un sentido común, una educación y una filosofía envidiables pero que cada noche repta por los muros de su castillo en busca de pequeños niños inocentes que le sirven de alimento; un personaje completamente bipolar que te atrapa desde el principio, rodeado de superstición, de una superstición que existe desde hace siglos y que el señor Stoker quiso revivir en esta novela que ha dado la vuelta al mundo, que ha servido de referencia para todo aquéllo relacionado con el vampiro que se ha hecho o escrito a posteriori, y que, a través de los años, del tiempo, de los giros que ha dado el terror, de cómo se entiende el terror en la actualidad...a mí me sigue poniendo los pelos de punta, me sigue emocionando y fascinando al mismo tiempo.

No hace falta que diga que lo recomiendo encarecidamente, y citando otra frase mítica de esta novela, que no es originalmente de Abraham Stoker sino del poeta alemán Gottfried August Bürger, pero que tiene un trasfondo brutal, finalizo así mi entrada:

"Die toten reiten schnell""




miércoles, 23 de septiembre de 2015

Otoño...

"Esparce octubre, al blando movimiento
del sur, las hojas áureas y las rojas,
y, en la caída clara de sus hojas,
se lleva al infinito el pensamiento.

Qué noble paz en este alejamiento
de todo; oh prado bello que deshojas
tus flores; oh agua fría ya, que mojas
con tu cristal estremecido el viento!

¡Encantamiento de oro! Cárcel pura,
en que el cuerpo, hecho alma, se enternece,
echado en el verdor de una colina!

En una decadencia de hermosura,
la vida se desnuda, y resplandece
la excelsitud de su verdad divina."




Creo que en este poema de Juan Ramón Jiménez se siente a la perfección el alma del otoño, en mi opinión la mejor estación del año.

En otoño empiezas a escapar del calor, pero sin llegar del todo al frío; esa estación que da tonos pardos, anaranjados y amarillos a todo; la estación de la chaqueta, de los calcetines y de las botas; la estación de los bancos en el parque, de los cielos algo nublados y, sobre todo, la estación perfecta para que comiencen a apetecer las bebidas calientes, esas en las que puedes ver el hilillo de humo acojedor saliendo de la taza y puedes aspirarlo para calentarte ligeramente la nariz y absorber el aroma...

Si queréis disfrutar el Otoño en todo su esplendor, llevaos un termo de café calentito a un parque y sentaos en un banco a leer; ya sabéis, un banco de esos desde los que se puede ver toda la arboleda teñida de tonos canela, que se llenan de hojas caídas.

Os sugiero que me hagáis caso, aprenderéis a amar el Otoño.



martes, 22 de septiembre de 2015

Cómo empezó todo...

Mi adicción a la lectura es vieja...comenzó con una pequeña niña de diez años que leía Harry Potter como si le fuera la vida en ello, si, seguro que hay miles de muchachit@s que se engancharon a la lectura gracias a esta excelvillosa saga, no haré reseñas de ella puesto que todo el mundo sabe de qué va y el que no lo sepa merece una buena ración de miradas asesinas...

Me regalaron Harry Potter y La Piedra Filosofal un día de reyes, mi madre tenía la intuición de que me gustaría la historia de ese pequeño mago que estaba dando la vuelta al mundo...y acertó de lleno. Después de ese vino el siguiente, y el siguiente, y el siguiente...

Recuerdo que mi madre no encontraba forma de castigarme cuando metía la pata, no podía prohibirme salir porque era una chica bastante solitaria y casi nunca salía, no podía sancionarme sin darme paga porque justamente al no salir no necesitaba el dinero para nada; así que la mejor manera que tuvo de imponerme un castigo fue escondiéndome estratégicamente los libros para impedirme leer hasta que no ordenase mi cuarto, terminase mis deberes, recogiese mi plato sucio de la mesa, etc.
Os aseguro que la treta funcionaba a la perfección.

Posteriormente ya no pude despegar mi pequeña nariz de esos pequeños tesoros hasta hoy; y no me dediqué a lecturas de la misma temática precisamente...nada de novelas infantiles y juveniles, lo mío fueron La Vida es Sueño, La Celestina, Macbeth, la poesía de Becquer y Salinas e incluso el terror de antaño reflejado en Drácula o en el extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Los clásicos me apasionaban: el teatro, la poesía...esas grandiosas historias que nunca pasan de moda.

Ya era imparable en incurable mi adicción...y bendita adicción, me ha ayudado tantas veces a escapar de todo y de todos...

Un gran hombre al que admiro infinitamente suele decir que hay que mantener la puerta de atrás del cerebro siempre abierta, abierta y dispuesta a soñar, a viajar, a sentir, a explorar, a percibir otras realidades. Bien pues para mí la lectura ha sido ese tope que ha conseguido que esa puerta trasera no se cierre ni tenga intención de cerrarse nunca. 
Percibo el mundo en todo su esplendor gracias a todo el conocimiento que me han proporcionado los libros. Como un chamán inmortal, inmune al tiempo y al espacio que transmite la historia del alma y la mente humana a través de cada página que leo, colándose en mi mente, permitiéndome ver a través de sus ojos...aspirar las palabras, introducirme en cada historia como si fuera mía. ¿No es increíble y maravilloso? Y todo en un pequeño objeto rectangular lleno de palabras.

A muchos les parecerá eso, un objeto que adorna una estantería y acumula polvo. Para mi es mucho más, es un objeto que convierte en hogar mi estantería y acumula sueños. Y esos sueños son todo míos, con sólo sentarme en mi mecedora y leerlos puedo viajar hasta ellos siempre que quiera.

Espero que os guste viajar como a mí, y que queráis acompañarme.






Milly Johnson-El Café de los Corazones Solitarios

Empezaré este blog haciendo una reseña muy especial a una novela aún más especial que contiene todo lo que me suele enamorar en un libro (y en la vida misma) : una acogedora cafetería, dulces, literatura, buenas conversaciones, historias que se entrecruzan, personajes inolvidables, ternura, un ligero pero entrañable toque de tristeza y, por supuesto, amor. 

Yo diría que esta es una de las recetas infalibles a la hora de hacer que mis ojos no puedan separarse de las páginas hasta el final...aunque al igual que pasa con el café, puedes hacer miles que contengan exactamente los mismos ingredientes, pero nunca habrá dos que sepan de idéntica forma.

En este caso, la conjunción de los ingredientes ha sido maravillosa, y Milly Johnson nos regala una historia llena de enseñanzas, de oportunidades de ser feliz, de esperanza y de sonrisas. Sonrisas como las que nos ofrece Leni, la dueña de El Café de La Esquina, una cafetería que podría decirse que es la auténtica protagonista de esta novela.

Por esta cafetería acaban pasando diversos personajes cuyas vidas, por vicisitudes amargas que el destino a veces nos presenta, han sufrido pérdida, dolor y soledad...pero no todo está perdido y nunca sabes cuándo la vida te puede brindar una segunda oportunidad de ser feliz.

Un buen café, un trozo de pastel, un pedazo de fuerza de voluntad y una porción de ganas de comerse el mundo y de empezar de cero acaban con cualquier corazón solitario.

Lo recomiendo porque es una de las cosas más dulces y tiernas que he leído en toda mi vida literaria, y porque hasta al más pintado le sacará una enorme sonrisa...y a los que somos algo sensibles alguna que otra lagrimilla.


lunes, 21 de septiembre de 2015

Sorbito a sorbito...

Bienvenidos biblioteinómanos y biblioteinómanas!

Este es mi blog, aquí encontraréis reseñas de mis libros, aquéllos que receto encarecidamente a cualquier visitante junto con una buena taza de café, té o un humeante chocolate caliente en esos días de frío invernal...ya sabéis a lo que me refiero.

Y es que, ¿hay algo mejor que una bebida calentita en esa taza que tanto te gusta?, esa taza que descubriste por casualidad en aquélla tienda un buen día en el que lo que menos ibas buscando era precisamente una taza nueva. Porque en cada casa hay tazas estándar, esas de un único color que venían a juego con la vajilla, o esas que regalaban con el pack grande de colacao, o con los cereales, o con el bote grande de café, etc.

Pero no me negaréis que hay un momento en la vida de cualquier adicto al café, al colacao o a cualquier bebida calentita y reconfortante en el que encuentras TU taza, esa que te llama cuando la miras, esa que te define, cuyo tamaño es perfecto para la cantidad exacta de leche que bebes, cuya frase, dibujo, estampado, ilustración...es aquélla que nunca imaginaste que pegaría tanto contigo, que dice todo lo que tú habrías querido que dijera una taza.

Y he preguntado si hay algo mejor que una bebida calentita en esa taza...NUESTRA taza, y sí que lo hay, desde luego. 

Imaginaos esta estampa: Una tarde de invierno (aunque para mí sirve cualquier tarde de cualquier época del año), de las frías frías que te dejan la punta de los dedos de los pies insensibles, o la nariz en forma de iceberg, o las orejas tan heladas que sientes cómo arden.

Llegas a casa, te pones el pijama más gordito y suave que tengas, coges esa taza únicamente tuya, te preparas ese café casi hirviendo para que le dure el calor, lo agarras fuerte para que tus manos se caldeen, te sientas en tu sofá, y...¿falta algo no?. Hay un detalle del que nos hemos olvidado y que hace de ese momento el rato más maravilloso y perfecto del día a día, ese ratito que anhelas con todas tus ganas que llegue cada vez que sales de casa ya sea para estudiar, trabajar...no lo adivináis aún? Está en el título de mi blog eh?

Exactamente...un buen libro. ¿Qué sería de una bebida calentita si no va acompañada de su correspondiente libro? Esa sensación de ir dando sorbitos de TU taza mientras vas pasando las páginas de ese libro abierto, con ese olor a historia por descubrir, con esos párrafos que van desgranando el argumento mientras tu vas entrando en calor y te vas encontrando por fin en casa, poco a poco y así, sorbito a sorbito...sorbitos de historia + sorbitos de café = sorbitos de felicidad.

Por eso este blog está dedicado a eso, a los libros que yo leo, a los que me marcan, los que llenan mi rutina de color, de felicidad y de historias maravillosas.

Intentaré hacer reseñas de cada uno de ellos, publicar fragmentos, frases, citas...y sobre todo intentaré incitaros a leerlos, a vivir esas historias conmigo y, sobre todo, a acompañarlos de esa bebida calentita y milagrosa que os transportará despacito y sin avisar a ese mundo entre páginas...sorbito a sorbito.